El cuerpo humano es una máquina maravillosa que cuenta con muchos más recursos de los que aparentemente podría parecer, entre ellos, un medio de refrigeración propio conocido como transpiración o sudor, que permite mantener nuestra temperatura corporal.
Sin embargo las máquinas no son perfectas, y en algunas personas la producción de sudor está descontrolada, no solo en momentos de especial tensión y estrés, sino también en momentos en que esto no debería ocurrir, es lo que se conoce como Hiperhidrosis, o sudoración excesiva.
Este trastorno suele aparecer en la adolescencia, convirtiéndose en un problema crónico, que, aunque no grave, puede afectar a nuestra vida cotidiana, y tiende a presentarse especialmente en áreas como las palmas de las manos y las axilas (Dando lugar a la hiperhidrosis palmar o la hiperhidrosis axilar) por la mayor concentración de glándulas sudoríparas en estas zonas.
Se estima que en torno a 1 de cada 100 personas puede estar afectada por esta patología, muchos de ellos sin ser conscientes de ello o sin saber que puede llegar a controlarse muy bien gracias a la medicina, ya que, si bien no es una afección grave, puede derivar en situaciones de ansiedad o estrés que nunca son positivas para nuestro organismo. Además, puede favorecer la aparición de molestos eczemas o verrugas en las áreas más afectadas.
En primer lugar es importante saber que existen varios grados, catalogados del 1 al 4 y que abarcan desde la posibilidad de que la sudoración no sea notada hasta la que es intolerable e interfiere constantemente en nuestras relaciones sociales, y dependiendo de en qué estado nos encontremos será más o menos apropiada una u otra solución para nuestro caso.
Tratamientos:
Pueden dividirse entre los quirúrgicos, es decir, entre los tratamientos de hiperhidrosis que nos harán pasar por el quirófano, y aquellos que resultan mucho menos invasivos.
En cuanto a la solución quirúrgica, se indica sólo si todas las otras opciones fallan, y aun así debe tenerse en cuenta que presenta algunos inconvenientes importantes, como que puede dar lugar a un exceso de sudor compensatorio en otra zona del cuerpo.
Entre los tratamientos no quirúrgicos podemos encontrar, por ejemplo, algunos antitranspirantes más potentes de lo habitual, que tienden a producir irritaciones en la piel. Existe también la opción de recurrir a algunos fármacos que pueden actuar sobre las situaciones que desencadenan la hiperhidrosis, aunque también en este caso se presentan importantes efectos secundarios.
El tratamiento para el sudor excesivo en axilas y palmas de las manos más defendido ahora por los profesionales de la medicina es la toxina botulínica, comúnmente conocida como “Bçotox”, que, inyectada en la zona, paraliza las glándulas responsables de la sudoración y evita que se dé la hiperhidrosis. Entre sus principales ventajas se observa que es mínimamente invasiva, a diferencia, de la cirugía, y que entre 3 y 8 días podemos comenzar a apreciar los efectos, que duran alrededor de 6 meses, incluso en algunos caso pueden llegar hasta un año.
Aunque la toxina botulínica ha estado en los últimos años más vinculada a la medicina estética, es este uno de los principales usos terapeúticos que ha tenido, y con mejores resultados, siempre que su manejo sea por profesionales sanitarios.